Desde que a principios de los años 80 apareciera Akira, el mercado europeo del cómic ha vivido un proceso de readaptación que llega hasta nuestros días. Con la aparición del fenómeno manga, se ha conseguido enganchar a una nueva generación de lectores de tebeo que parecen orientados a leer únicamente maga, reduciendo el poder de implantación del cómic americano y del denostado cómic europeo –y español-. Muchas son las obras manga que se han ido haciendo un hueco en la mente del lector de cómic, gracias en gran parte a la implantación de este tipo de dibujo en las parrillas televisivas y a algunas películas animé .

En este caso, toca hablar de un autor que, no siendo tan conocido como los grandes maestros o los autores más populares en nuestro país –Tezuka, Shirow o Toriyama-, creo que merece un especial reconocimiento por sus espléndidas cualidades tanto para el dibujo como para la narración. Me estoy refiriendo a Pure y creo que la obra El Dragón Milenario es un ejemplo de su buen hacer.

El Dragón Milenario nos presenta una historia con una complicada trama que mezcla la magia milenaria (1), lo detectivesco y policiaco y el humor. A partir de una serie de asesinatos, la policía se pone bajo la pista de la que parece ser una organización mafiosa, para acabar descubriendo que se trata de la confrontación entre dos grupos que se enfrentan para evitar destruir la Humanidad. Es una historia que se fundamenta en la religión –hay exorcismos, profecías, textos de la Biblia, etc- y que acaba siendo una confrontación entre el Bien y el Mal: el manga se articula bajo el principio del Ying Yang a través de la disparidad de los opuestos. La genialidad del cómic reside en que, a través del guión, Pure es capaz de cautivar al lector gracias una historia intrigante, narrada con firmeza pero fragmentado la entrega de ‘pistas' –Pure se permite introducir capítulos flashback o dejar escenas sin resolución explícita- elevando la intriga del lector página a página hasta llegar al punto álgido al final de la historia.

Pero, este buen guión no sería suficiente sin la potencialidad que le confiere el dibujo manga, en la perfecta mezcla entre narratividad y expresión gráfica creo que reside el buen manga de Pure. El autor es capaz de aprovechar la página al máximo, con viñetas de tamaños variables, con dibujos perfeccionistas que demuestran un completo dominio de la perspectiva –las viñetas que describen ciudades, calles o lugares son sublimes- y con imágenes llenas de movimiento y acción de personajes –como los combates o las invocaciones- atraen al lector, pero sin dejar un lado que lo que se está explicando es una historia de intriga y misterio. Como todo manga, el dibujo recoge formas exageradas, con deformaciones del rostro de los personajes que sirven para expresar la emotividad –la cabeza como parte fundamental de la expresión anatómica del cuerpo- y los clásicos superdeformed que ayudan a conferir un tono cómico para la historia y que son usados para expresar la incredulidad de algunos protagonistas frente a lo que ven.

Pure impone un claro dinamismo a la imagen gracias a la creación de dibujos con muchas líneas que se forman a través del punto de atracción de cada viñeta. Gracias a esto y al uso de grandes onomatopeyas, Pure impone un ritmo dinámico a la escena que engancha al lector. En algunas ocasiones, las escenas recogen grandes movimientos y el trazo a veces ‘oscuro' y en constante ‘explosión' del autor que exigen una concentración en el dibujo.

Resumiendo, El Dragón Milenario presenta una interesante historia que obliga al lector a acabarla, dado su dinámico ritmo y la fusión de elementos en su trama. Además, presenta un impecable dibujo que recoge las características fundamentales del manga y la expresión propia del autor sobre el género. Comentario basado en ' Pure: El Dragón Milenario . Planeta de Agostini Comics, 1995.‘

(1) En el fondo, el cómic manga es una expresión de una cultura como la japonesa que es capaz de integrar el progreso y la tecnología con las costumbres y tradiciones milenarias.

© Carlos Moreno