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MÁS ALLÁ DE LA INFANCIA: BREVE COMENTARIO SOBRE LA TRILOGÍA DE PHILIP PULLMAN

MÁS ALLÁ DE LA INFANCIA:
Breve comentario sobre la trilogía de Philip Pullman

Introducción

El tema de este artículo no es fruto del azar. Parafraseando a Ian Mckellen, es la hora de la verdad. El éxito de la adaptación literaria de “El señor de los Anillos” ha puesto en el punto de mira las nuevas franquicias fantásticas que inundan las librerías. A la espera de “Las crónicas de Narnia”(serie infantil que desconozco, pero que bien podría suplantar a la ya cansada saga del famoso alumno de magia) nuevas novelas que combinan la épica de la fantasía con el tono dulzón necesario para engatusar a los niños a comprarlas venden sus derechos para las(siempre deslumbrantes, casi nunca idóneas) representaciones cinematográficas.

Entre tanta prole de bastardos capaces de conquistar a miles de juveniles lectores yace una trilogía que puede (aún) permitirse el lujo de yacer intacta, aunque algo perdida e incomprendida entre el amasijo de estanterías y cubiertas pintadas con tonos ocres e infantiles. La esencia y argumento de Luces del Norte (y de sus dos continuaciones, La Daga y El Catalejo Lacado, respectivamente), si bien podría considerarse una fantasía (si acaso lo es realmente), sin duda está muy por encima de sus compañeras de sección (y de otras novelas de su galardonado autor, Philip Pullman). O si bien no por encima, su naturaleza quizás no haya sido apreciada, totalmente. Hubo alguien que argumentó que “Alicia en el país de las Maravillas" era literatura meramente infantil porque en ella aparecían seres grotescos y animales semejantes a dibujos animados. Siguiendo ese camino, “El Hobbit” tan sólo es una aventurilla “de ida y vuelta” infantil sin la mayor emoción o repercusión que el de estar bien escrita.

Tal vez la definición “infantil” o el término “es para niños” sean algo ambiguos. En este artículo intentaremos(inútilmente, quizás) de resolver si la obra de Philip Pullman tiene derechos propios para garantizarse una entrada(hipotética) en un universo (hipotético) donde conviven las obras(fantásticas o no) que pueden considerarse, de algún modo u otro, adultas.

 

1. Una rara-avis.

¿Qué les corresponde leer a los niños? Más aún: ¿a quién corresponde decidir qué deben leer o qué es apropiado? Si tuviéramos que guiar a uno de ellos en un centro comercial y quisiéramos suministrarle un libro con un propósito definido(por poner un ejemplo, sacar los valores aprendidos o enseñanzas tras la lectura) nuestros pasos nos guiarían inmediatamente hacia la zona infantil donde ahí yacen las mencionadas sagas (junto a otros muchas).

Bien es sabido que no hay que fiarse de las secciones impuestas en los grandes almacenes, al igual que es cierto que la FANTASÍA (en mayúsculas) suele ser un género bastante risible debido a la inmensa cantidad de libros que nos podemos encontrar y que resultan absoluta basura(aplíquese esto también con la ciencia-ficción). Dragonlace, interminables tomos y ciclos poblados de orcos, elfos y demás pueden acabar(si no lo han hecho ya) con destruir la reputación de una fantasía adulta.

De modo que, si de éstas(supuestamente adultas) nos fallan, no nos queda más remedio que recurrir a las sagas juveniles que encandilan a los “fans” por el apabullante marketing y los video-juegos más que por las propias páginas. Queda claro entonces que el niño elegirá un volumen de la saga “Harry Potter” o cualquier sucedáneo o variante que le proporcionará unas maravillosas horas de desconexión. E, insisto, en ningún momento me parece negativa esta opción. No hay nada malo en leerlo. Se cumple con la función de sumergir (más o menos) al lector adulto o infantil en un mundo mágico y ésa es su principal virtud, y probablemente la de la mayoría de la literatura fantástica que conocemos. Aunque sea en ese más o menos el que permita una abismal diferencia.

En el caso de “Harry Potter” y sus semejantes los supuestos logros son los de motivar a los jóvenes a devorar libros(fáciles de leer, argumentos más o menos sencillos y de rapidísimo consumo, lo cual conlleva a comprar el siguiente de la saga, y el siguiente, y el siguiente...) y desmentir (a grandes voces) el hecho de que la humanidad, en especial sus los vástagos más jóvenes, aprecian la literatura, y asentirse a sí mismos, satisfechos de su logro. Incluso hay más de un ingrato que proclame la saga del mago de increíble originalidad(para esos sujetos recomiendo “Un mago de Terramar” ) y sitúan a su autora, J.K Rowling, a la altura de Michael Ende o Roald Dahl.

Pero volviendo ahora al punto de partida. Supongamos que cae en manos de ese niño la reluciente portada de “Luces del Norte”, que muestra el cuerpo de Lyra a lomos de Iorek, el exiliado oso acorazado, que atraviesan una llanura polar mientras el cielo se llena de claves de brujas que remontan el vuelo ante una premonición de fatídicas consecuencias. Al poco tiempo el niño que bien podría haber entendido las aventuras de Harry Potter termina convencido y acaba comprándolo para después de leerlo (si acaba el primer tomo de la saga) llevarse una desilusión (más bien una sorpresa):

1.Que ya al inicio su autor (que tiene más que ver con Michael Ende que con Roald Dhal) nos inicia con un referente culto, Los paraísos perdidos de Milton: En este espantoso abismo, matriz de la naturaleza y tal vez tumba...

2.Que la trama que viene a continuación resulta mucho, mucho más compleja y profunda que cualquier otra aventura infantiloide con la que comparte hueco.

3.Que entre toda la muestra de criaturas y personajes adultos con creencias específicas no se identifica ningún villano (del tipo “ah, sí, ÉSE es el malo”), a excepción quizás de una Iglesia que realiza prácticas inquisitoriales a la vez que investiga la diferencia entre los niños y adultos para sus propios fines.

¡Vaya!, pensará el niño, frustrado. Quizás apenas logre distinguir la principal línea del viaje iniciático de Lyra, pero desgraciadamente ésta muy pronto se desviará hacia caminos oscuros... Mucho más allá de lo que las relucientes secciones infantiles parecían sugerir.

2. La transición Niño-Adulto.

Los tres libros tratan, esencialmente, de la diferencia de los niños y los mayores, de qué es aquello que hace a los primeros lo que son y cuándo lo pierden y se convierten en adultos. Según narran en el primer libro, todo está relacionado con una misteriosa fuerza que denominan “Polvo”, relacionada con la constancia de que existen millones de universos que se interpenetran unos con otros en todo momento. La materia oscura se habla aquí como una sustancia que confiere conciencia y es en las luces boreales donde se vislumbra por primera vez uno de esos universos que nos rodean a todo momento. Sin embargo, aquellos que aún no han sido “tocados” por ella(los niños) poseen aún ciertas capacidades innatas que los “adultos” querrán aprovechar para la unificación de los puentes entre los diversos mundos.

Éste sería a grandísimos rasgos, el comienzo de la trama mostrada en Luces del Norte. Los acontecimientos aquí presentados se ampliarán para mostrándonos una rebelión en ciernes que se viene proyectando desde el inicio de los tiempos( los ángeles son estructuras de la materia oscura, la guerra del cielo para intentar acabar con la Iglesia), instrumentos para abrir ventanas entre un mundo(la daga sutil) y seres que luchan y mueren por sus propósitos ajenos a los ejércitos que se preparan para el inevitable enfrentamiento. Si Luces del Norte es el arranque de salida(el último capítulo acaba con la afirmación de Lyra y su daimonion de investigar acerca de El Polvo y con el ascenso hacia la ciudad suspendida en el cielo), su continuación La Daga nos inicia en el meollo de la historia, que concluirá con los preparativos de la inminente guerra y su posterior desenlace en El Catalejo Lacado, culminación de todo lo sucedido en las anteriores entregas.

Si bien Luces del Norte puede leerse como una aventura fantástica (con impresionantes logros imaginativos como el ejército de osos mercenarios que dominan el arte del hierro y con el que se confieren armaduras, o por otra parte los giptanos navegantes que inician la búsqueda de los niños capturados) existe ante todo una hipotética base científica, un tono de ciencia-ficción que se verá amplificado sobre todo en La Daga (los equipos informáticos de Mary Malone para comprender la materia oscura, las visitas a los museos) y en “El catalejo lacado”: los equipos para pilotar las naves basándose en las relaciones de los hombres con sus daimonion, las observaciones de seres de un mundo en el que se tiene un extraño vínculo con el Polvo... Es, sin duda, fantasía pero no la misma fantasía de magia y brujería que uno suele encontrar normalmente. Un ejemplo serían los espantos: “vampiros” que devoraban a los adultos pero a que los ojos de los niños son invisibles. En uno de los mundos que se visitan en La Daga existe una plaga de espantos(que son creados cada vez que se abre un portal hacia un mundo). Las ciudades han quedado vacías pero los niños se dedican a corretear en bandas por las calles vacías, pero llenas en realidad de monstruos. Según se explica en La Daga sobre los espantos:

-Les atrae un interés por el mundo consciente e informado, opuesto a la inmadurez de los niños(...)

-Están apiñados alrededor de ese niño de allá abajo...

-Se está haciendo mayor. Pronto le atacarán y luego su vida se convertirá en una miserable existencia vacía(...) Está condenado.

-¿No podemos rescatarlo?

-No, porque los espantos se apoderarían de nosotros de inmediato. Aquí arriba nunca nos tocarán.

Por poner otro ejemplo, está el aletiómetro. Éste objeto se muestra como un indicador de la verdad y de los sucesos que ocurrirán, de las decisiones correctas, de las acciones oportunas. Pero el misterio que rodea a estos aparatos es tan grande que muy pocos pueden realizar las lecturas de los símbolos. Tan sólo Lyra (un niño otra vez) puede leerlo de forma instintiva, sin tener que consultar los libros que hablan de la multitud de significados que aportan la colocación de las manecillas a la hora de la respuesta, y de la propia pregunta. Dicho conocimiento le sirve a Lyra para librarse de problemas y huir de los “enemigos” que la buscan ya que ella es la niña especial, la que vino antes, la que odiáis y teméis desde entonces.

Sin embargo al final del tercer libro Lyra perderá esa facultad: El Polvo la inundará tras descubrir el amor, la transición niño adulto se habrá completado y todo aquello que podíamos realizar de manera pura se habrá perdido. Si Luces del Norte es el inicio(la infancia), La Daga es la aproximación al mundo de los niños y su relación con el mundo(la vida). Pero esa magia que nos acompaña no dura siempre, y es en El Catalejo Lacado donde acaba iniciándose la adolescencia, la pubertad y el fin de la pureza(la muerte) Aunque, no obstante, el mundo quizás ha cambiado, y como le anima un adulto, todavía es posible aprender de los errores pasados y construir la república del  cielo.

3. La imposibilidad de la distinción

¿Qué son los daimonion? En el  Oxford y en todo el mundo del que proviene Lyra todos tienen uno, animales(en apariencia) que hablan y que parecen tener una percepción psíquica semejante a la de sus dueños. Sin embargo, estos seres son parte del alma, si no lo son en realidad. El cuerpo de Lyra se retuerce de dolor si Pan(su daimonion) se aleja demasiado de ella. Una extraña fuerza parece unirlos, y (¡otra vez la eterna diferencia!) los daimonion de los niños cambian de forma constante hasta que se deciden por una, en el momento en que sus dueños se convierten en adultos. Si embargo, esa fuerza puede romperse. Cuando en El Catalejo Lacado, deba cruzar en bote (hacia una misteriosa tierra de un mundo donde anidado los muertos), el barquero les pide un enorme sacrificio antes de partir:

-Ése no.-farfulló con voz áspera.

-¿Quién?

-Ése.

(...)señaló con un dedo amarillo grisáceo a Pantalaimon, cuya forma de comadreja pardusca se transformó de inmediato en un armiño blanco.

-¡Pero ése soy yo!.-protestó Lyra.

-Si tú vienes, él debe quedarse.

-¡Eso es imposible!¡Moriríamos!

Sus compañeros, dos gallivespianos y Will, protestan. Éste último pregunta por qué Lyra debe abandonar una parte de su ser, a lo que el barquero responde que todos abandonarán algo en aquella orilla. Y es entonces cuando nuestra protagonista decide continuar avanzando. Sus motivos son suficientemente fuertes, aunque según observa Will:

Entre ellos había una corriente tan fuerte de sentimiento que hasta la atmósfera estaba cargada de electricidad. Y más tarde: Entonces Lyra se puso a llorar(...)Will sintió que en su corazón se acumulaba un gran dolor, y a través del dolor vio que los dos gallivespianos, abrazados al igual que Lyra y él, experimentaban la misma angustia.

El autor deja entrever que el dolor es tanto físico como emocional. Se comprende entonces que todos poseemos un daimonion aunque sólo en el mundo del que proviene Lyra puede verlo y hablar con él.

La fuerza de esa unión es decisiva en la trama y para la Iglesia que busca la manera de conseguir esa valiosa fuente de energía. En la primer libro el viaje de Lyra concluye en una estación donde mantienen recluidos a los niños donde realizan pruebas para intentar separar a ambos, de manera involuntaria y artificial. Quizás esto conlleve a que la separación de un hombre y un daimonions convierta a los dueños en algo distinto:

-Háblame de ese cuerpo de guardia tan curioso que tienes. Nunca había visto soldados como ésos. ¿Quiénes son?

-Hombres, sencillamente, pero...Les han practicado la intercisión. Al carecer de daimonions, no tienen miedo ni imaginación ni voluntad propia, de manera que luchan hasta que los despedazan.

Si la trilogía habla sobre la transición niño-adulto, el daimonion es el reflejo de ese cambio, ya que incluso su misma forma determina su conducta( de la misma forma que en los niños aún no se ha pulido y no paran de transformarse). Por ello, la incapacidad de distinguirlos es uno de los puntos fuertes en la obra de Pullman: en el mundo del que proviene Will(suponemos que es el nuestro, pero en esto dimensiones, quién sabe) y el mundo de Lyra son muy parecidos, aunque jamás se podrá decir que es el mismo. Las mismas reglas parecen regir todos los mundos y la hora de encontrarlos es la misma: realizando cortes en el aire y creando ventanas. Quizás el único distinto sea La Tierra de los Muertos, aunque su propio nombre nos haga pensar desde un principio que irá por otros derroteros.

Epílogo

A la hora de realizar este (insuficiente) comentario he obviado el relato Lyra and The Birds, publicado después de la trilogía, al igual que he seguido un criterio objetivo y no he supervisado entrevistas al autor ni otros reportajes a la saga. Mi base han sido los tres libros, sin prestar atención a las tapas coloridas que nos hacen suponer una obra infantil algo simplista. Aquel que como yo sienta admiración por esta saga podrá acusarme de haber ahondado poco en ciertas ideas igual de importantes que las aquí señaladas, tales como la Daga Sutil o el personaje de Will.

Mi único objetivo era intentar hacer ver que la trilogía “La Materia Oscura” como un conjunto de obras capaces de estar situados sin ningún problema en la secciones fantásticas y con además preferencia sobre otras. He de suponer que deben existir multitud de razones para considerar una novela “adulta”. El estilo, los temas, o el propio argumento tejido nos hará entrever(o no) que está destinado a un grupo de lector específico. A mi modo de pensar esta trilogía supone esa rara avis que bien puede ser ignorada o admirada al igual que otros títulos de aparente mayor envergadura.

Por último, decir que quizás esto sea una reivindicación un tanto innecesaria, o tal vez no. Estoy seguro que deben existir entre interminables sagas publicitadas multitud de obras “perdidas”(más que ésta) a los ojos del lector o del mundo perteneciente al fantástico o a cualquier otro. Quién sabe. Emulando a Lyra al final de la historia quizás podamos dejar atrás todo aquello que queremos y comenzar una nueva forma de ver las cosas verdaderamente adulta. Tal vez podamos apreciar lo verdaderamente bueno(si es que lo es o lo hay), y, al igual que nuestra protagonista, volver a su mundo con la seguridad de estar, tras múltiples desventuras, mucho más allá de la infancia.

© José Manuel Sala Díaz, 2005

El autor: José Manuel Sala Díaz
José Manuel Sala Díaz
ha escrito en varios fanzines relatos de fantasía y ciencia-ficción. Sus últimos relatos han sido publicados en Alfaeridiani (Anclado al Mar) y Necronomicon (En la sombra del jardín).
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