EL SUEÑO DE HIERRO
Norman Spinrad
Título Original: The Iron Dream (1972)
Traductor: Anibal Leal
Portada: Manuel Calderón Guerra
Precio: 15,95 euros
Páginas: 276
ISBN: 84-96013-25-1

¿Es normal sentir atracción por leer una supuesta novela de ciencia ficción escrita por Hitler? Tengo que confesar que yo la sentí. Todo lo que rodea a la figura de Hitler y, por extensión, al nazismo está rodeado por una aureola atractiva que puede llegar a rozar lo místico y es este tirón el que han aprovechado muchos autores para entremezclar elementos esotéricos, místicos y griales con los alemanes seguidores del Führer de no hace demasiadas décadas. Spinrad nos propone un juego diferente, una novela dentro de su novela, una novela escrita ni más ni menos que por Hitler. El autor propone una historia diferente a la real donde Hitler ha tenido que viajar a los Estados unidos para ganarse la vida y se la gana de una forma curiosa: escribiendo novelas pulp de ciencia ficción.

De hecho, la novela de Spinrad es, por extensión, la novela del Hitler de ficción y ésta a su vez es la novela de Feric Jaggar. Jaggar es el protagonista de la novela hitleriana, un personaje que vive en un ambiente marcado por una catástrofe nuclear que ha hecho que la especie humana se haya debilitado genéticamente, creando seres mutantes deformes. El protagonista empieza su viaje iniciático ‘escapando’ de un entorno de seres deformes hacia el reino de los humanos puros, aquellos que han conseguido sobrevivir sin sufrir los efectos del desastre y que se agrupan en reinos cerrados a la ‘impureza’. Pero nada más llegar al lugar, Jaggar demostrará que el ‘imperio del gen’ no es tal ya que los peligrosos dominantes –humanos con  poderes mentales capaces de controlar las actitudes del resto de congéneres, especialmente de los mutantes más débiles- han conseguido entrar hasta el núcleo de la sociedad no contaminada y están generando comportamientos y actitudes que ponen en peligro la continuidad y el progreso de la especie.

Durante los primeros compases de la novela uno siente lo que debieron sentir todos aquellos que vieron en el mensaje de Hitler un aliento de esperanza en sus primeros momentos. El héroe de la novela representa la formalidad, la pureza y el temple a la par que la lucha contra el dominio de lo impuro, contra el poder dominante oculto. Resulta inevitable ver los paralelismos entre el avance popular de Jaggar y el del Hitler histórico, ambos ven crecer la popularidad a través de su mensaje de defensa d e la pureza, a través del uso de la fuerza bruta, a través de la seducción de las esvásticas, los trajes y los desfiles.

Elementos que nos recuerdan a las novelas artúricas, algo de Mad Max y batallas que nos recuerdan a las guerras mundiales son los que conforman El señor de la Esvástica. La novela desarrolla la lucha del protagonista por convencer a los puros de que es necesario combatir a las hordas de mutantes –descritos como masas informes y casi descerebradas- y destruir hasta el último dominante para conseguir regenerar a la verdadera especie humana sin caer en los errores del pasado. No me extenderé en explicar como consigue Jaggar ascender al poder a medida que aumenta la espiral de violencia en la novela, aunque sí matizaré que aquella atracción que uno puede sentir al principio de la novela por él se va perdiendo a medida que las hojas pasan ya que los valores y las acciones que Jaggar representa y desarrolla recuerdan a lo que en su momento supuso el auténtico Hitler. Y si entendemos que esa es una novela escrita por un supuesto Hitler, dejo para la inteligencia del que lea el comentario –sino también encontraré pistas en el comentario del autor dentro de la novela- el descifrar a quien se evoca metafóricamente en la figura de los mutantes y los dominantes.

En definitiva, una novela que no se puede leer sin dejar de pensar en la figura del dictador y de todo lo que supuso para a la humanidad. Spinrad adapta el periodo nazi hacia un futuro que podría ser próximo y se vale de sus elementos para adaptarlos a una ciencia ficción en la que por una vez no nos cautiva por sus ideas futurísticas sino por lo que del pasado llevan. El señor de la esvástica se lee de forma ágil, casi como una mezcla de novela heroica y de recreación histórico-documental y cuyos valores y carencias quedan perfectamente reflejados en el artículo que también forma parte de la auténtica obra cajón El sueño de hierro.

Y, como suele pasar, el final no convencerá a todos. De hecho, yo me quedo con el que parece primer final, en un interesante penúltimo giro de tuerca que luego se fastidia con el final real. Y lo que debe ser leído como una condena desaprobatoria de unas actitudes, siempre hay quienes verán a Jaggar como el cruel héroe que querrían ser…

© Carlos Moreno, 2006